Edipo y la Esfinge (François Xavier Fabre, 1808) |
Edipo fue un príncipe de Tebas, hijo de Layo y Yocasta. Un oráculo había vaticinado a los padres que su hijo, que aún estaba por nacer, llegaría a ser el asesino de su padre. Así, cuando nació Edipo, su padre mandó que le mataran. Pero el encargado de hacerlo se compadeció del niño y lo abandonó en el bosque.
Encontrado por un pastor, fue llevado ante el rey de Corinto quien le crió como a un hijo. Pero Edipo tenía dudas sobre quiénes eran sus verdadero padres, y también consultó al oráculo. La respuesta fue la misma: que no regresara a su tierra y que mataría a su padre.
Al oír esas palabras, Edipo prometió no volver jamás a su ciudad natal y emprendió camino hacia la Fócida. Durante el camino sufrió dos percances, el primero le ocurrió en un cruce, donde se enfrentó al pasajero de un carruaje, causándole la muerte de manera accidental. (Lo que Edipo no sabía es que se trataba de su verdadero padre, Layo). A continuación se encontró con la Esfinge, un horrible monstruo que Hera había enviado para castigar a los tebanos.
La Esfinge tenía cabeza, cara y manos de doncella, voz de hombre, cuerpo de perro, cola de serpiente, alas de pájaro y garras de león y desde lo alto de una colina detenía a todo aquel que osase pasar junto a ella, proponiéndole un complejo enigma. Si la persona no lo resolvía, era devorado por la Esfinge allí mismo.
Los desgraciados eran ya miles. Creonte, hermano de Yocasta, y nuevo rey, prometió dar la mano de su hermana y, por lo tanto, el trono de Tebas, a aquel que consiguiese descifrar el enigma de la Esfinge. Dicho enigma era: "¿cuál es el animal que por la mañana tiene cuatro pies, dos al mediodía y tres a la tarde?".
Edipo que deseaba la gloria más que nada, dio respuesta al misterio diciendo: "el hombre que en su infancia anda sobre sus manos y pies, cuando es adulto solamente sobre sus pies y en su vejez, ayudándose de un bastón como si fuera un tercer pie".
La Esfinge, enormemente furiosa porque alguien hubiera desvelado el secreto, se suicidó abriéndose la cabeza contra una roca.
Edipo fue recibido en Tebas como un héroe y reinó allí durante años.