ANDA
JALEO
Yo
me arrimé a un pino verde
por
ver si la divisaba,
y
sólo divisé el polvo
del
coche que la llevaba.
Anda
jaleo, jaleo:
ya
se acabó el alboroto
y
vamos al tiroteo.
No
salgas, paloma, al campo,
mira
que soy cazador,
y
si te tiro y te mato
para
mí será el dolor,
para
mí será el quebranto,
Anda,
jaleo, jaleo:
ya
se acabó el alboroto
y
vamos al tiroteo.
En
la calle de los Muros
han
matado una paloma.
Yo
cortaré con mis manos
las
flores de su corona.
Anda
jaleo, jaleo:
ya
se acabó el alboroto
y
vamos al tiroteo.
ARBOLÉ
Arbolé, arbolé seco y verdé.
La niña del bello rostro
está cogiendo aceituna.
El viento, galán de torres,
la prende por la cintura.
Pasaron cuatro jinetes
sobre jacas andaluzas
con trajes de azul y verde,
con largas capas oscuras.
«Vente a Córdoba, muchacha».
La niña no los escucha.
Pasaron tres torerillos
delgaditos de cintura,
con trajes color naranja
y espadas de plata antigua.
«Vente a Sevilla, muchacha».
La niña no los escucha.
Cuando la tarde se puso
morada, con luz difusa,
pasó un joven que llevaba
rosas y mirtos de luna.
«Vente a Granada, muchacha».
Y la niña no lo escucha.
La niña del bello rostro
sigue cogiendo aceituna,
con el brazo gris del viento
ceñido por la cintura.
Arbolé arbolé
seco y verdé.
BALADILLA DE LOS TRES RÍOS
El río
Guadalquivir
va entre naranjos y olivos
Los dos ríos de Granada
bajan de la nieve al trigo.
va entre naranjos y olivos
Los dos ríos de Granada
bajan de la nieve al trigo.
¡Ay, amor
que se fue y no vino!
El río Guadalquivir
tiene las barbas granates
Los dos ríos de Granada,
uno llanto y otro sangre.
¡Ay, amor
que se fue por el aire!
Para los barcos de vela
Sevilla tiene un camino;
por el agua de Granada
sólo reman los suspiros.
¡Ay, amor
que se fue y no vino!
que se fue y no vino!
El río Guadalquivir
tiene las barbas granates
Los dos ríos de Granada,
uno llanto y otro sangre.
¡Ay, amor
que se fue por el aire!
Para los barcos de vela
Sevilla tiene un camino;
por el agua de Granada
sólo reman los suspiros.
¡Ay, amor
que se fue y no vino!
Guadalquivir, alta torre
y viento en los naranjales
Darro y Genil, torrecillas
muertas sobre los estanques.
¡Ay, amor
que se fue por el aire!
¡Quién dirá que el agua lleva
un fuego fatuo de gritos!
¡Ay, amor
que se fue y no vino!
Lleva azahar, lleva olivas,
Andalucía a tus mares.
¡Ay, amor
que se fue por el aire!
y viento en los naranjales
Darro y Genil, torrecillas
muertas sobre los estanques.
¡Ay, amor
que se fue por el aire!
¡Quién dirá que el agua lleva
un fuego fatuo de gritos!
¡Ay, amor
que se fue y no vino!
Lleva azahar, lleva olivas,
Andalucía a tus mares.
¡Ay, amor
que se fue por el aire!
CANCIÓN
DE JINETE
Córdoba.
Lejana
y sola.
Jaca
negra, luna grande,
y
aceitunas en mi alforja.
Aunque
sepa los caminos
yo
nunca llegaré a Córdoba.
Por
el llano, por el viento,
jaca
negra, luna roja.
La
muerte me está mirando
desde
las torres de Córdoba.
¡Ay,
qué camino tan largo!
¡Ay,
mi jaca valerosa!
¡Ay,
que la muerte me espera,
antes
de llegar a Córdoba!
Córdoba.
Lejana
y sola.
LA
TARARA
La
Tarara, sí;
la
tarara, no;
la
Tarara, niña,
que
la he visto yo.
Lleva
la Tarara
un
vestido verde
lleno
de volantes
y
de cascabeles.
La
Tarara, sí;
la
tarara, no;
la
Tarara, niña,
que
la he visto yo.
Luce
mi Tarara
su
cola de seda
sobre
las retamas
y
la hierbabuena.
Ay,
Tarara loca.
Mueve,
la cintura
para
los muchachos
de
las aceitunas.
EL
LAGARTO ESTÁ LLORANDO
El
lagarto está llorando.
La
lagarta está llorando.
El
lagarto y la lagarta con delantalitos blancos.
Han
perdido sin querer su anillo de desposados.
¡Ay!
su anillito de plomo,
¡ay!
su anillito plomado
Un
cielo grande y sin gente
monta
en su globo a los pájaros.
El
sol, capitán redondo,
lleva
un chaleco de raso.
¡Miradlos
qué viejos son!
¡Qué
viejos son los lagartos!
¡Ay,
cómo lloran y lloran!
¡Ay,
ay, cómo están llorando!
ROMANCE
DE LA LUNA
La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño déjame, no pises,
mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño déjame, no pises,
mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
¡Cómo canta la zumaya,
ay como canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con el niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
el aire la está velando.
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
¡Cómo canta la zumaya,
ay como canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con el niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
el aire la está velando.
ROMANCE
SONÁMBULO
Verde
que te quiero verde.
Verde
viento. Verdes ramas.
El
barco sobre la mar
y
el caballo en la montaña.
Con
la sombra en la cintura
ella
sueña en su baranda,
verde
carne, pelo verde,
con
ojos de fría plata.
Verde
que te quiero verde.
Bajo
la luna gitana,
las
cosas le están mirando
y
ella no puede mirarlas.
*
Verde
que te quiero verde.
Grandes
estrellas de escarcha,
vienen
con el pez de sombra
que
abre el camino del alba.
La
higuera frota su viento
con
la lija de sus ramas,
y
el monte, gato garduño,
eriza
sus pitas agrias.
¿Pero
quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella
sigue en su baranda,
verde
carne, pelo verde,
soñando
en la mar amarga.
*
Compadre,
quiero cambiar
mi
caballo por su casa,
mi
montura por su espejo,
mi
cuchillo por su manta.
Compadre,
vengo sangrando,
desde
los montes de Cabra.
Si
yo pudiera, mocito,
ese
trato se cerraba.
Pero
yo ya no soy yo,
ni
mi casa es ya mi casa.
Compadre,
quiero morir
decentemente
en mi cama.
De
acero, si puede ser,
con
las sábanas de Holanda.
¿No
ves la herida que tengo
desde
el pecho a la garganta?
Trescientas
rosas morenas
lleva
tu pechera blanca.
Tu
sangre rezuma y huele
alrededor
de tu faja.
Pero
yo ya no soy yo,
ni
mi casa es ya mi casa.
Dejadme
subir al menos
hasta
las altas barandas,
dejadme
subir, dejadme,
hasta
las verdes barandas.
Barandales
de la luna
por
donde retumba el agua.
*
Ya
suben los dos compadres
hacia
las altas barandas.
Dejando
un rastro de sangre.
Dejando
un rastro de lágrimas.
Temblaban
en los tejados
farolillos
de hojalata.
Mil
panderos de cristal,
herían
la madrugada.
*
Verde
que te quiero verde,
verde
viento, verdes ramas.
Los
dos compadres subieron.
El
largo viento, dejaba
en
la boca un raro gusto
de
hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre!
¿Dónde está, dime?
¿Dónde
está mi niña amarga?
¡Cuántas
veces te esperó!
¡Cuántas
veces te esperara,
cara
fresca, negro pelo,
en
esta verde baranda!
*
Sobre
el rostro del aljibe
se
mecía la gitana.
Verde
carne, pelo verde,
con
ojos de fría plata.
Un
carámbano de luna
la
sostiene sobre el agua.
La
noche su puso íntima
como
una pequeña plaza.
Guardias
civiles borrachos,
en
la puerta golpeaban.
Verde
que te quiero verde.
Verde
viento. Verdes ramas.
El
barco sobre la mar.
Y
el caballo en la montaña.
PREDIMIENTO
DE ANTOÑITO EL CAMBORIO
Antonio Torres Heredia,
hijo y nieto de Camborios,
con una vara de mimbre
va a Sevilla a ver los toros.
Moreno de verde luna
anda despacio y garboso.
Sus empavonados bucles
le brillan entre los ojos.
A la mitad del camino
cortó limones redondos,
y los fue tirando al agua
hasta que la puso de oro.
Y a la mitad del camino,
bajo las ramas de un olmo,
guardia civil caminera
lo llevó codo con codo.
*
El día se va despacio,
la tarde colgada a un hombro,
dando una larga torera
sobre el mar y los arroyos.
Las aceitunas aguardan
la noche de Capricornio,
y una corta brisa, ecuestre,
salta los montes de plomo.
Antonio Torres Heredia,
hijo y nieto de Camborios,
viene sin vara de mimbre
entre los cinco tricornios.
Antonio, ¿quién eres tú?
Si te llamaras Camborio,
hubieras hecho una fuente
de sangre con cinco chorros.
Ni tú eres hijo de nadie,
ni legítimo Camborio.
¡Se acabaron los gitanos
que iban por el monte solos!
Están los viejos cuchillos
tiritando bajo el polvo.
A las nueve de la noche
lo llevan al calabozo,
mientras los guardias civiles
beben limonada todos.
Y a las nueve de la noche
le cierran el calabozo,
mientras el cielo reluce
como la grupa de un potro.
MUERTE
DE ANTOÑITO EL CAMBORIO
Voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir.
Voces antiguas que cercan
voz de clavel varonil.
Les clavó sobre las botas
mordiscos de jabalí.
En la lucha daba saltos
jabonados de delfín.
Bañó con sangre enemiga
su corbata carmesí,
pero eran cuatro puñales
y tuvo que sucumbir.
Cuando las estrellas clavan
rejones al agua gris,
cuando los erales sueñan
verónicas de alhelí,
voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir.
*
Antonio Torres Heredia,
Camborio de dura crin,
moreno de verde luna,
voz de clavel varonil:
¿Quién te ha quitado la vida
cerca del Guadalquivir?
Mis cuatro primos Heredias
hijos de Benamejí.
Lo que en otros no envidiaban,
cerca del Guadalquivir.
Voces antiguas que cercan
voz de clavel varonil.
Les clavó sobre las botas
mordiscos de jabalí.
En la lucha daba saltos
jabonados de delfín.
Bañó con sangre enemiga
su corbata carmesí,
pero eran cuatro puñales
y tuvo que sucumbir.
Cuando las estrellas clavan
rejones al agua gris,
cuando los erales sueñan
verónicas de alhelí,
voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir.
*
Antonio Torres Heredia,
Camborio de dura crin,
moreno de verde luna,
voz de clavel varonil:
¿Quién te ha quitado la vida
cerca del Guadalquivir?
Mis cuatro primos Heredias
hijos de Benamejí.
Lo que en otros no envidiaban,
ya lo envidiaban en mí.
Zapatos color corinto,
medallones de marfil,
y este cutis amasado
con aceituna y jazmín.
¡Ay, Antoñito el Camborio
digno de una Emperatriz!
Acuérdate de la Virgen
porque te vas a morir.
¡Ay, Federico García,
llama a la Guardia Civil!
Ya mi talle se ha quebrado
como caña de maíz.
*
Tres golpes de sangre tuvo
y se murió de perfil.
Viva moneda que nunca
se volverá a repetir.
Un ángel marchoso pone
su cabeza en un cojín.
Otros de rubor cansado,
encendieron un candil.
Y cuando los cuatro primos
llegan a Benamejí,
voces de muerte cesaron
cerca del Guadalquivir.
Zapatos color corinto,
medallones de marfil,
y este cutis amasado
con aceituna y jazmín.
¡Ay, Antoñito el Camborio
digno de una Emperatriz!
Acuérdate de la Virgen
porque te vas a morir.
¡Ay, Federico García,
llama a la Guardia Civil!
Ya mi talle se ha quebrado
como caña de maíz.
*
Tres golpes de sangre tuvo
y se murió de perfil.
Viva moneda que nunca
se volverá a repetir.
Un ángel marchoso pone
su cabeza en un cojín.
Otros de rubor cansado,
encendieron un candil.
Y cuando los cuatro primos
llegan a Benamejí,
voces de muerte cesaron
cerca del Guadalquivir.